MANUAL PARA NO SEGUIR MANUALES
Desde la cuna a la tumba nos han enseñado a configurarnos a partir de modelos, patrones culturales, tendencias y otras cuantas enumeraciones que buscan simplificar la ya de por sí sencillez de lo infinito. Nos acostumbramos a seguir ordenes porque desde nuestro primer acercamiento a la vida estamos amparados por figuras externas que nos dibujan el camino y nuestros primeros esbozos de realidad.
Es lógico que en nuestra etapa de afianzamiento con la tierra necesitemos un guía para presentarnos y representarnos ante el mundo, pero el desarrollo de nuestro ser inicia en umbrales etéreos, y desde esa misma cuna donde empieza a balancearse la realidad nuestro ser interior se revela a través de lenguajes milenarios que los prejuicios de la adultez nos impiden comprender con exactitud.
Vivir en sociedad constituye un desafió para la diversidad, encajar en un grupo delimitado por brechas culturales hace que busquemos los modelos como una forma de acreditación, de decir soy apto para estar en el mundo porque sigo lo qué exige el mundo, y entonces los manuales se desbordan con un ímpetu que desearían las bibliotecas. Nos prescriben reglas para dirigirnos, formulas de belleza, de comportamiento y de pensamiento, sentires tergiversados por los conceptos, trampolines con salto a la anulación del ser.
Lo que es bueno para unos, no lo es para todos en la misma medida. La familia y la sociedad con sus medios de comunicación constituyen el primer muro que nos separa de nosotros mismos. Crecemos con ideales fabricados por otros, porque culturalmente no nos enseñan a escucharnos, a saber que dicen nuestras palabras y comportamientos.
Cada alma tiene su diccionario personal, en ella los significados del mundo bailan de a cuerdo a lo que le hayan susurrado sus sentidos. No hay formulas exactas para vivir, la vida fluye de manera distinta en cada uno y por ende los espejos ajenos no revelan reflejos propios. Apersonarse de uno mismo es el único modo de despertar los sentidos, aprender a ser y estar en consonancia con el instante es la forma particular de despertar la existencia que establece sus conceptos en el ejercicio de la acción y los varía de a cuerdo a la voluntad eólica de las circunstancias.
Quememos entonces las ideas preconcebidas que nos alejan de todo principio de conocimiento y consciencia. La única embarcación para regresar a salvo es saber que el único manual que te puede enseñar como se vive la vida, es la vida misma.
Karla Jazmín Arango Restrepo
@karlisjar
Me gusta! Una reflexión profunda y acertada. Te felicito Karla, y espero disfrutar de tu poesía también.
ResponderEliminar¡Muchas gracias por venir! Claro que sí próximamente estaré compartiendo poemas, haciendo que las palabras sean nuestra forma de conectarnos con los otros. ¡Un abrazo!
EliminarPrimeramente te doy la bienvenida a la blogósfera! me alegra montones tenerte por aquí, compartiendo tu sapiencia y talento. Me da mucho gusto que te hayas decidido a expresarte por este medio, pues sé que tienes pasta y mucho que ofrecer para abrirles los ojos a quienes te leamos. Espero podernos acompañar en este camino. Así que mucho ánimo y éxito en la travesía, porque aunque muy enriquecedor, no siempre es tan sencillo mantener un buen blog en pie.
ResponderEliminarAhora, hablando de tu entrada, sin duda debo decir que estoy de acuerdo, y hasta he trabajado en este tema por casi todo este año en mi blog. Básicamente el asunto es la aceptación de uno mismo, con todo y limitantes, para una vez reconocidas esas obstrucciones, poder romperlas y mejorar. Como dices, la familia y/o entorno son influencias que si bien, nos ayudan y guían, también nos alejan de la finalidad prima que es buscar nuestro propio camino. La cosa no es cumplir los sueños de otros, sino las misiones de nuestro propio ser para crecer como individuos. Quizás suena cliché y obvio lo que digo, pero no siempre lo vemos o lo admitimos.
Muy buen trabajo, excelente reflexión.
Te sigo leyendo.
Muchas gracias por tan sentida bienvenida, y por animarme a abrirme mucho más al universo a través de mis palabras. Con respecto a lo que mencionas sobre palabras cliché u obviedades, estoy convencida de que a veces lo obvio es lo que se escapa más facilmente a nuestro entendimiento y por eso es maravilloso que alguien nos recuerde esas cosas. Un abrazo inmenso compañera de letras.
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