Mi primer abismo fue nacer,
salté al mundo a través del túnel,
y la luz que me esperaba al final
era la vida.
Luego, sin más alas que el silencio,
me sorprendí haciendo equilibrio al borde del lenguaje,
y existir adoptó la estatura
de mis palabras.
Los otros, que en últimas
soy yo misma, me enseñaron
que a veces para emerger
tengo que sumergirme primero.
Amar fue descubrir el vértigo,
lo desgarrador de la caída,
y la plenitud del ascenso.
Volar ¡Ah! el anhelo,
el impulso, la utopía,
el umbral entre la realidad y el sueño.
Y entre caída y vuelo,
pasado, presente y futuro se mezclaron
y el tiempo me mostró
que el abismo soy yo.
@karlisjar
bONITO Y PROFUNDO, KARLA. Vivan TUS LETRAS!
ResponderEliminarMuchas gracias por venir y lanzarte a este abismo ¡Poeta!
EliminarConcuerdo con Jorge, muy profundo. Vas a fibras humanas que muy pocos se atreven a explorar. Un texto de una belleza muy grande y reflexiva. Hay un encanto muy específico en lanzarse al abismo y en surgir desde el abismo. Tú lo viste.
ResponderEliminarEs hermoso sabernos siempre parados al borde de nosotros mismos y atrevernos a saltar. Abrazos bella.
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