lunes, 22 de agosto de 2016

Juegos de palabras


Al principio fue el verbo, y entonces las palabras se volvieron movimiento creando todo a su paso, bastaba con abrir la boca, pronunciar con brillantez y entonces nacía una estrella. La sorpresa del animal fue tal, que al conocerla empezó a transformarse en ser humano y con el paso del tiempo olvidó por completo la esencia creadora de este mágico don, pero no por eso la palabra dejó de tener propiedades creadoras. 

La palabra es herramienta, abre puertas y almas, dibuja el mundo que conocemos, porque si algo se parece a la nada es el silencio. La palabra es principio, precipicio y ¿Podremos decir que es final? esa respuesta todavía no nos la ha concedido. La palabra es trasformación, se reconstruye a sí misma, nos recrea cuando la pronunciamos. 

¿Cómo pudimos olvidar sus efectos sabiendo que define todos nuestros afectos? el asunto es que aún con todo lo que logra en nosotros, hemos dejado de ser conscientes de lo que decimos, hablamos por inercia y vemos las palabras como meros enlaces comunicativos con el otro, pero se nos pasa por alto que hablar es exponer el alma, dejar salir lo que somos, y entonces por no creer no creamos, ahí es en donde la palabra pasó a ser desencuentro. 

Pero en el fondo, nos parece tan importante decir, que soltamos borbotones de palabras al tiempo sin siquiera preguntarnos ¿Qué significa en realidad cada una de ellas? ¿De cuántos sentidos está hecha? ¿Cuántos sentires provoca? ¿Qué parte de mí se fue irremediablemente con ellas? ¿Cómo será la vida después de haberlas pronunciado?

Y si no sabemos que dicen nuestras palabras ¿Cómo pretendemos conocer las del otro? El asunto en realidad va más allá de creer que lo que decimos son simples fonemas aislados, el asunto es saber que nuestras palabras tienen el poder de crear el mundo a su antojo, y que solo quien conoce las magnitud de sus palabras puede penetrar en sí mismo. Entonces ¿Vamos a seguir siendo simple enunciación o nos atrevernos a ser verbo?

@karlisjar

sábado, 20 de agosto de 2016

Volviéndome jardín


A veces soy, margarita veraniega
Que entre pétalo y pétalo
Busca una respuesta afirmativa en el amor.
 Otras veces he sido flor de un día
despierto como un capullo sonrosado,
que a mitad de la mañana se abre para abrazar el inmenso cielo,
y entre caricia y caricia del día decadente,
cae la tarde y con ella mis pétalos,
dejando mi aridez pálida
camuflada entre el verdor de la naturaleza.

Hay días que me levanto como esa florecita esponjosa
que soplan los niños para pedir deseos,
y si tengo suerte,
alguien derrama su vaho misterioso sobre mí
haciendo que pueda volar en pedacitos
de la mano del viento.

En otros más primaverales,
soy orquídea escasa y erótica
llena de pliegues abiertos y violetas
con un toque de sensualidad
que hace alusión a la feminidad que me gobierna.

A veces soy un girasol grande y brillante
mirando cara a cara al astro rey.
Otras, placida flor de loto que aún en el pantano
puede ser hermosa y serena.

Hay días en que esencialmente romántica,
me vuelvo un jardín de aquellas
que fueron nombradas con cursilería y ternura,
mientras me lleno de pensamientos, besos, ojos de poeta
cortejos, novios, aromas y cunas de venus.

En ocasiones logro ser rosa de matices infinitos
pura como las blancas
apasionada como las rojas
romántica como las rosadas
amistosa como las amarillas
y hasta única y mitológica como las negras.

Y como todas ellas,
guardo mis perfumes en el interior,
abrazados por sutiles y delicados pétalos
que en la noche despliegan el aroma
de los jazmines que llevo dentro

Así una y otras veces,
quiero ser ese jardín indómito
que crece y se despliega a sus anchas
para que tú, picaflor innato
puedas encontrarlas a todas en mí.

@karlisjar

jueves, 18 de agosto de 2016

Deseos


Quiero escribir un poema de amor sobre tu cuerpo, 
que además sea de revolución, 
de protesta, 
de vida.

Quiero tallar con mis dedos sobre tu piel, 
versos cifrados en caricias, 
verter mi saliva como tinta por tu anatomía, 
que la palabra penetre entre tu dermis y epidermis
y pueda llegar a tu alma.

Quiero leer los pergaminos sagrados de tu cuerpo, 
estudiar el lenguaje que deambula entre tus poros, 
escuchar atentamente lo que susurran las fricciones casi oníricas de tus movimientos.

Volverme poeta y lectora de esa carta celeste que te recorre entero, 
aprender a descifrar tus lunares como diminutas estrellas, 
constelaciones, novas, supernovas y meteoritos
que se pasean cual gotas de pigmentos cromáticos en tu lienzo corporal.

Quiero repasar con tintas nuevas, cada uno de tus trazos indelebles; 
para cuando te abrace
y tu cuerpo esté tan cercano del mío que el sudor no se diferencie; 
pueda quedar permeada y tatuada por ti.

@karlisjar

lunes, 15 de agosto de 2016

Pruebas de talento


Hoy me desperté en la madrugada después de una pesadilla con las emociones alteradas como si aún no pudiera distinguir el límite entre el sueño y la realidad, y recordé una hermosa palabra, Desapego. ¡Cuánto cuesta aprenderlo! uno de mis escritores favoritos Luis Enrique Mejía Domínguez decía que "Desapego es volver las cosas paisaje" y aunque desde la teoría suena fácil, la práctica es otra cosa, sin embargo aunque sobre el tema se puedan escribir verdaderos tratados lo que me convoca hoy son lo que yo llamo "Pruebas de talento"

Hay días, semanas e incluso meses y años que son un verdadero caos, todo parece ajeno a lo que somos o creemos ser y aunque creemos "actuar bien" las cosas toman rumbos inciertos, como si un libretista maquiavélico disfrutara de vernos tropezar y tropezar mientras nosotros no encontramos la piedra.  Para mí estas épocas y situaciones son verdaderas pruebas de talento, a veces nos prueban la paciencia, la voluntad, el amor y sí el desapego también. 

Sin importar cuál es nuestra idea de Dios, creo que todos como seres humanos estamos llamados a ser precisamente eso "Seres humanos" y esa condición no viene de fábrica, se construye y se merece, para pasarla mejor y hacerle la vida más llevadera a quienes nos rodean. Siempre he creído que nada es arbitrario, que todo tiene una finalidad aunque en el momento no la entendemos y en este punto es donde entran estás pruebas de talento a desarmarnos, construirnos y reconstruirnos. 

Cuando dicen que la vida es una escuela, eso nos suena a cliché, pero no hay nada más cierto. A medida que crecemos, o decrecemos en algunos casos, vamos recibiendo toda la información necesaria para disfrutar de una mejor existencia, en la infancia nos enfrentamos a adoptar las bases socio-culturales, en la adolescencia a romperlas para descubrir que el mundo no es lo que los demás dicen, y en la adultez nos vemos frente al reto de encontrarnos a nosotros mismos, porque sino seguiremos siendo esclavos y verdugos de la sociedad y de la rebeldía, mal enfocada en muchos casos. 

Por eso cuando lleguen esos días que no son lo que esperabas, pregúntate ¿Qué tienen para contarme? Sin duda alguna encontrarás una cantidad de cosas que a simple vista no se ven. Otra cosa importante de las pruebas de talento es que si no la apruebas repites la lección cuantas veces sea necesario, hasta que ya no vayas en contra de las situaciones sino que aprendas a fluir con ellas, en ese momento se puede decir que entendiste el mensaje, y bueno la cosa no termina ahí porque siempre habrá algo más que aprender y entonces te prueban otra cosa. 

¡Ah! y por último quiero decir que porque hayas entendido algo no quiere decir que seas un experto, y cuando la soberbia nos sobrepasa ahí es donde la prueba se repite y con un grado superior. Por eso conviene ser y estar en el instante, finalmente no hay otra alternativa, además si trascendemos aquellas cosas que nos frenan en la vida dejamos de ser tropiezo y aprendemos a bailar. 

@karlisjar

sábado, 13 de agosto de 2016

Recipientes



Tengo un poema encerrado en un frasco, 
puede ser perfume, 
barco artesanal 
o nota arrojada a la mar.

Tengo un poema encerrado en un cuadro, 

puede ser obra de arte, 
garabato pegado a la nevera 
o una ventana abierta.

Tengo un poema encerrado en un sonido, 

puede ser la gota que serpentea en la canilla, 
el eco de la noche 
o un suspiro...

@karlisjar

viernes, 12 de agosto de 2016

Nocturno


Traes la noche en la palabra, 
y entonces se enciende mis estrellas. 
derramas tu brisa,
y mis jazmines dejan cantar su perfume. 

Déjame ser el espacio
donde tus sombras juegan
para descubrirse luz. 

Traes luciérnagas en la mirada
y besos de esos
que se parecen al destino. 

Déjame volverme amanecer
entre tus manos,
y descubrir que la noche
nace en un abrazo. 

@karlisjar

miércoles, 10 de agosto de 2016

Personas de asfalto



Cuando mis papás eran niños los trajeron del pueblo en busca de un "Mejor futuro", ahora mi papá dice que su sueño es jubilarse para comprarse una finquita en un pueblo y mi mamá ha adecuado su casa como si viviera en el campo. Mis abuelos se dejaron influenciar por el sueño de su época ¡ser civilizados! o al menos si ellos no podían, que sus hijos y nietos lograran serlo.

Cuando se dio el boom de la instrialización las personas quedaron divididas en dos grupos: los campensinos y los citadinos. Los citadinos eran el símbolo del progreso, del éxito, de la abundancia monetaria y la cultura, los campesinos por su parte eran los otros, los relegados los representantes del atraso y de lo arcaico, entonces el marketing consumista empezó a denigrar de la naturaleza para instaurar sus máquinas como modelo de vida, y engendraron toda una generación de personas de asfalto. 

El nuevo hombre cambió el canto de los pájaros y las quebradas, por estridente reggaetón, bocinas y música depresiva que utiliza para camuflar la tristeza que le produce haber perdido el canto original. Las ciudades se convirtieron en el útero de millones de autómatas movidos por unos cuantos pesos que se olvidaron de ser "seres humanos" y se transformaron en marionetas de lo que dictan los medios que cada vez son más incompletos. 

Siempre he creído que el ser es influido totalmente por el entorno, y esa es mi explicación dejamos de ser naturales para adoptar la pesadez del cemento. Hoy, los edificios nos impiden ver las montañas y en muchos casos hasta el mismo cielo. 

Después de correr por praderas y campos, vivimos unos encima de otros y así ¿Cómo no sentirnos asfixiados? Esa proxemia se transformó en el infierno de muchos porque confundimos la libertad con el irrespeto. Cuentan los que cuentos cuentan que hace unos 60 años nadie conocía un televisor y entonces el único y mayor entretenimiento era el encuentro con el otro, las tertulias ambientadas por guitarras, cuentos, poemas y vivencias. Al otro se le daba el respeto que merecía porque no había mayores posesiones que diferenciaran a unos de otros, como si ser humano no fuera precisamente eso, desligarse de cualquier cosa externa y quedar desnudos con nuestra verdad expuesta. 

Hoy somos la cultura de los individualistas, nuestras mayores interacciones se reducen a una pantalla que nos da la vana sensación de cercanía, ahora nos da miedo saludar al otro en la calle y aprendimos a construir fortalezas con marcas, precios e ideologías. 

La palabra persona viene de máscara, y es obvio que ese antifaz a todos nos pesa porque sino no seríamos la generación del desencanto y la tristeza como bandera. La civilización nos moldeó a su antojo, decidió por nosotros nuestros gustos y nos obligó a arrodillarnos a sus doctrinas de compraventa. Y nosotros que nos jactamos de ser los "inteligentes" nos mimetizamos al asfalto, decidimos ser cuadrados como los edificios, cuando podíamos ser libres como el río, las ramas de los árboles, los colores de las flores y los frescos olores de la montaña. 

@karlisjar

martes, 9 de agosto de 2016

Abismos













Mi primer abismo fue nacer,
salté al mundo a través del túnel,
y la luz que me esperaba al final
era la vida. 

Luego, sin más alas que el silencio,
me sorprendí haciendo equilibrio al borde del lenguaje, 
y existir adoptó la estatura
de mis palabras. 

Los otros, que en últimas
soy yo misma, me enseñaron 
que a veces para emerger 
tengo que sumergirme primero. 

Amar fue descubrir el vértigo,
lo desgarrador de la caída,
y la plenitud del ascenso. 

Volar ¡Ah! el anhelo,
el impulso, la utopía,
el umbral entre la realidad y el sueño. 

Y entre caída y vuelo,
pasado, presente y futuro se mezclaron
y el tiempo me mostró 
que el abismo soy yo. 

@karlisjar




lunes, 8 de agosto de 2016

¿De dónde viene la palabra poesía?


En esencia la palabra poesía viene del alma, del espíritu, de lo etéreo, de donde no sabemos qué somos pero lo sentimos,  de donde el lenguaje se reconcilia con el mundo. 
La palabra poesía en sí misma guarda todos los significados e incluso los silencios, es el puente entre nosotros y la belleza, el espejo que necesita romperse para mostrarnos nuestro reflejo. 

La palabra poesía es tan antigua como los significados que guarda, viene del latín Poesis vocablo que a su vez deriva del griego ποίησις que significa "Cualidad de la acción de hacer" y se refiere a la materialización de las ideas. Otros sentidos que se le acuñan a este término antiguo son componer, adoptar y crear. En principio la palabra era utilizada para designar cualquier actividad artística y artesanal, desde el sentido en que el creativo era el encargado de dar existencia a algo que no la tenía. El poeta es entonces un creador, un dador de vida, un materializador de utopías. 


Inicialmente el poeta no era un lector, él representaba sus obras frente al público acompañado generalmente de un instrumento musical, de hecho la poesía en muchos espacios es relacionada con la lira, tal vez por su estrecha relación con Orfeo, quien al tocarla seducía a los oyentes y les transmitía paz espiritual, tanto que el mito dice que de esta manera pudo conquistar a Euridice y dormir a Cerbero cuando bajó al inframundo a rescatarla.

El poeta es entonces quien se percata del canto original que encierran todas las cosas, es el hacedor de mundos que con cada palabra pronunciada resignifica el lenguaje y lo transforma en el juego más antiguo. Decir poesía, es en última instancia tejer un puente entre la idea y la materialidad, el poeta es entonces un creador de realidades, aunque definir poesía sea algo tan complejo como tratar de entender la realidad. 

@karlisjar



domingo, 7 de agosto de 2016

Certezas




Con un impulso de mi boca el cigarrillo dibuja  certezas en el aire,
he de aprender del humo a danzar en el viento sin aferrarme a él,
moverme con la imprecisión del cielo que es otro a cada instante,
mientras las promesas juegan a cambiar de forma y de color.

La exactitud se la dejo al tiempo fragmentado,
a los días dispersos de estación a estación,
una colcha no se hace con un solo retazo,
un alma no se teje con una sola impresión.

La verdad se la dejo al instante,
el destino no viene libreteado,
las palabras se ríen de los tiempos verbales,

y vivir solo admite una conjugación. 

@karlisjar

sábado, 6 de agosto de 2016

Con la teta afuera 



Con el permiso (o sin él) de los puritanos de la lengua, que también suelen serlo de la vida, me dispongo a sacarme la teta de la boca y de la blusa. Recuerdo cuando era niña que los mayores me regañaban por decir cosas como "teta" o "culo" considerando los términos como palabras obscenas y sin embargo uno los sorprendía riéndose de la gracia a escondidas, o en el mejor de los casos el hecho de pronunciar las "palabras malditas" despertaba la hilaridad general. 

La sociedad nos crío con un morbo absoluto frente al cuerpo, con un ocultamiento permanente de él, e incluso el solo hecho de nombrar las cosas como son se transformó en un acto de falta de educación y decencia. Sobra aclarar que esto aplica principalmente para los países latinoamericanos, porque en España dicen Teta con toda la libertad y soltura que se merece el término. 

Aprovechando que estamos en la Semana Internacional de la Lactancia Materna quise celebrar mis tetas y las de todas las mujeres que prolongamos la vida a través de ellas. La palabra Teta tiene un origen bastante particular y lógico, según Ivonne Bordelois  en su Etimología de las pasiones el término deriva de "Thelé" (Pezón), es un hipocorístico, es decir que hay una duplicación de la primera sílaba y es un apelativo afectivo generalmente de origen infantil, este mismo caso se presenta en palabras como "Papá" y "Mamá". Un dato curioso es que existen variantes de esta palabra en casi todas las lenguas, como es el caso de titt (Inglés arcaico), titta (Germano arcaico) y tete (Francés) Mejor dicho, desde mi interpretación fueron los mismos infantes quienes nombraron nuestras tetas. 

Desde hace varios días en las Redes Sociales hay una polémica encendida porque a una mujer la censuraron en un parque por estar dándole teta a su bebé, y a raíz de esto salieron muchas publicaciones afirmando que en diferentes países estaba prohibido lactar en público. Yo, que aún tengo fe en la humanidad, me niego a creer que esto sea cierto y más aún en un mundo en el que la publicidad, la televisión, las revistas y las mismas calles están invadidas de tetas exhibidas sin ningún tipo de decoro. 

Yo soy la madre de Florencia, una hermosa bebé de dos meses y medio que solo se alimenta con leche materna, no ha visto un tetero ni por casualidad y gracias a esto no solo está inmensa, sino que además no le ha dado ni una sola fiebre. Darle teta es uno de los placeres más grandes, es una de las sensaciones más sublimes y además un bello ritual en el que siento que nos alimentamos mutuamente como en un juego de espejos en el que la una proyecta el reflejo de la otra mientras florecemos en simultánea.  

Por eso me atreví hoy a sacar mi teta, a decirles a todas las mujeres lactantes que no se dejen amedrentar ni vulnerar por una sociedad doble moralista en la que la naturaleza es condenada mientras a lo artificial se le construyen tronos. No se escondan, alimenten a sus hijos con la dicha inmensa de saber que están siendo cómplices de la vida, que sus tetas están diseñadas para eso, que quien las juzgue no necesita ni taparse los ojos porque ya está ciego y que sobre todas las cosas dar teta es dar amor. 




viernes, 5 de agosto de 2016


MANUAL PARA NO SEGUIR MANUALES


Desde la cuna a la tumba nos han enseñado a configurarnos a partir de modelos, patrones culturales, tendencias y otras cuantas enumeraciones que buscan simplificar la ya de por sí sencillez de lo infinito. Nos acostumbramos a seguir ordenes porque desde nuestro primer acercamiento a la vida estamos amparados por figuras externas que nos dibujan el camino y nuestros primeros esbozos de realidad.

Es lógico que en nuestra etapa de afianzamiento con la tierra necesitemos un guía para presentarnos y representarnos ante el mundo, pero el desarrollo de nuestro ser inicia en umbrales etéreos, y desde esa misma cuna donde empieza a balancearse la realidad nuestro ser interior se revela a través de lenguajes milenarios que los prejuicios de la adultez nos impiden comprender con exactitud.

Vivir en sociedad constituye un desafió para la diversidad, encajar en un grupo delimitado por brechas culturales hace que busquemos los modelos como una forma de acreditación, de decir soy apto para estar en el mundo porque sigo lo qué exige el mundo, y entonces los manuales se desbordan con un ímpetu que desearían las bibliotecas. Nos prescriben reglas para dirigirnos, formulas de belleza, de comportamiento y de pensamiento, sentires tergiversados por los conceptos, trampolines con salto a la anulación del ser.

Lo que es bueno para unos, no lo es para todos en la misma medida. La familia y la sociedad con sus medios de comunicación constituyen el primer muro que nos separa de nosotros mismos. Crecemos con ideales fabricados por otros, porque culturalmente no nos enseñan a escucharnos, a saber que dicen nuestras palabras y comportamientos.

 Cada alma tiene su diccionario personal, en ella los significados del mundo bailan de a cuerdo a lo que le hayan susurrado sus sentidos. No hay formulas exactas para vivir, la vida fluye de manera distinta en cada uno y por ende los espejos ajenos no revelan reflejos propios. Apersonarse de uno mismo es el único modo de despertar los sentidos, aprender a ser y estar en consonancia con el instante es la forma particular de despertar la existencia que establece sus conceptos en el ejercicio de la acción y los varía de a cuerdo a la voluntad eólica de las circunstancias.

 Quememos entonces las ideas preconcebidas que nos alejan de todo principio de conocimiento y consciencia. La única embarcación para regresar a salvo es saber que el  único manual que te puede enseñar como se vive la vida, es la vida misma.

Karla  Jazmín Arango Restrepo
@karlisjar